Cuento

HOLA, soy Kitri, Un hada bailarina y costurera. Dicen que estoy un poco chiflada, pero no es del todo cierto.

Vivo en el Bosque de las Luciérnagas, Mi casa es pequeña y acogedora y tiene unas vistas preciosas de todo el bosque, y más allá.... Tengo por todos los rincones cáscaras de nueces llenas de hilos de plata que me regala la luna cuando charlamos. También tengo caracolas repletas de botones de nácar y coral recogidos en los fondos turquesas de los mares de cristal, y utilizo la espuma de las olas para tejer lindos y vaporosos tutús. En primavera y en otoño presento mis colecciones en el país de los Elfos, en el país de los Gnomos y en el de las Hadas bailarinas.

Llegue aquí huyendo de la malvada hada Monra. El hada de las bailarinas malas. Monra es perversa y despiadada, no tiene corazón…se le fue encogiendo de no usarlo. Puff… cuando recuerdo mi historia se me ponen los pelos de punta…

Antes pasaba el día bailando, bailaba y bailaba..! Me encanta bailar! Y aunque este mal el decirlo, lo hago muy bien, tanto, que otras bailarinas que son muy malas, se ponían verdes de la envidia. No soportaban verme bailar, se les retorcían las tripas y les salían gusanos por las orejas.
Un día, fueron a suplicar a Monra que hiciera algo para que yo no pudiera bailar más. Y que si lo hizo…

Todo ocurrió una noche, como tantas, que yo estaba bailando..... los faunos tocaban sus flautas, los gnomos frotaban sus narices y las luciérnagas iluminaban por donde yo iba danzando. Las sirenas y las hadas cantaban en el coro.... De pronto, las luces de las luciérnagas se apagaron, todo quedo en silencio, oscuro y frio. El hada Monra apareció con truenos y relámpagos a su alrededor.
Instantes después me señaló con su horripilante dedo, del que salió un haz de luz, que iba directo hacia mí, descargando su maleficio:

“Rayo verde, rayo malva
tu ya no bailas.
Tus pies serán
como una piedra
y nada más.
Por el poder que tengo
quieta te mantengo”

Yo giré y giré haciendo mil piruetas en el aire intentando esquivar el rayo que solo me rozó, por lo que el maleficio de Monra no se cumplió del todo, pero mis pies, desde aquel día dejaron de danzar, prisioneros de su hechizo..... Ahora solo puedo bailar los días de luna llena, los demás días coso y coso para vosotros en mi taller. Con mi pompa de jabón salgo a recolectar las cosas maravillosas que cada día me regala la naturaleza, con las que confecciono vestidos de hada para pequeñas bailarinas que nacen con música en el alma y ritmo en los pies.

Quiero que todo el mundo me conozca y sepa mi historia. A ver si alguien me puede ayudar.
¿Se te ocurre algo a ti ?